Para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), responsables de la crisis climática y caminar hacia la “carbono neutralidad”, es preciso medir la “huella de carbono”.
Se trata de un indicador ambiental que permite reflejar la cantidad de gases de efecto invernadero (GEI) que por cada actividad se emiten a la atmósfera.
“La reducción y compensación de emisiones es una de las estrategias para afrontar la Crisis Climática, aunque no es la única y existen otras como la llamada ‘economía circular‘ que busca reducir la generación de basura y reinsertar materiales en el sistema productivo”, comentó Carolina Langan, responsable de Sustentabilidad de Genneia, compañía enfocada en la producción de energías renovables que organizó recientemente un webinario abierto sobre “Huella de Carbono”.
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“Las compañías pueden comenzar a reducir sus emisiones tanto directas o de alcance uno (como las provenientes de una fábrica que emite gases a la atmósfera por sus chimeneas), como las indirectas de alcance dos, por el uso de energía (proveniente de combustibles fósiles), y las de alcance tres, que involucran a sus proveedores y cadena de valor”, explicó Mateo Saavedra, especialista en estrategias de carbono de la consultora Kolibri.
En esta línea, existen herramientas como los certificados de reducción de emisiones (CERs), cuya aplicación es incipiente en Argentina. “También es importante contar con estándares de certificación, para lograr una trazabilidad y transparencia de lo que se está generando y a partir de allí poder reducir o compensar esa huella, apuntó Susana Velez Haller, de la certificadora internacional Verra.
Ya en esta instancia, aparece un mercado de los llamados “bonos de carbono”, donde cada tonelada de gases evitados a la atmósfera puede validarse e intercambiarse con otras organizaciones que deseen cancelar sus emisiones inevitables.
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