Por Marta Bekerman
Economista y presidenta de la ONG Avanzar
Tenemos un 63% de niños bajo la línea de pobreza. Que nuestro país no muestre la capacidad de alimentar a sus niños no es por falta de recursos, sino por inequidad y mala distribución del ingreso.
La pobreza infantil es un efecto terrible sobre la sociedad porque estamos perdiendo capital humano, capacidad para innovar y de transferir conocimiento. Esto afecta mucho nuestra capacidad de crecimiento futuro.
Se trata de un problema no solo de equidad sino también de eficiencia en tanto limita nuestras capacidades productivas presentes y futuras.
Se trata de un problema no solo de equidad sino también de eficiencia en tanto limita nuestras capacidades productivas presentes y futuras.
Otro efecto es el posible aumento de la criminalidad a partir de niños que pueden caer en manos de la droga. El problema de la pobreza infantil es muy amplio y afecta a toda la sociedad en la medida que no demos oportunidades a todos los seres humanos a poder desarrollarse.
Necesitamos realizar cambios estructurales que permitan revertir este cuadro porque tenemos que salvar a esos niños desde una edad temprana«.
Hemos caído en un túnel desde el punto de vista de la perspectiva de la pobreza. Porque teníamos niveles muy bajos de pobreza hasta mediados de los años 70. Desde entonces hemos transitado crisis tras crisis que fueron empeorando la situación de los sectores más pobres.
Tenemos que hacer cambios muy importantes. Se necesitan mecanismos distributivos a nivel productivo generando trabajo para los sectores informales, mejorando la distribución y asegurando el acceso a la vivienda.
Marta Bekerman es Lic. en Economía de la UBA, Master en Ciencias de la Universidad de Londres, ha sido Investigadora principal del CONICET, profesora de la FCE de la UBA y Directora del Centro de Estudios de la Estructura Económica (CENES) de dicha Facultad. Es presidenta de la ONG AVANZAR, que brinda salida laboral a habitantes de barrios vulnerables de la Ciudad de Buenos Aires.