Somos globales. El mundo está más hiperconectado que nunca. Las distancias se sortean en clics que duran microsegundos y pueden unirnos con cualquier parte del mundo. En pleno siglo XXI no podemos ni debemos perder la mirada global, buscando más y mejores formas de insertar nuestro talento en el mundo.
Argentina es un gran reservorio de proyectos, de personas sin límites, creativas y resilientes, comprometidas y dedicadas, con una gran capacidad de adaptabilidad y de resolver con lo que tenemos a mano. Lo que para muchos sería una limitación, en nuestro caso parece sacar lo mejor que tenemos dentro.
A la hora de desarrollar un producto o servicio debemos pensar de forma global, olvidar las fronteras geográficas para así destacar el potencial de cada uno. Esto es especialmente cierto para una empresa de tecnología, que tranquilamente puede trascender su país de origen y contar con clientes en el exterior, o directamente iniciarse en mercados extranjeros, aprovechando las herramientas digitales para lograr la misma oferta y demanda donde quiera que esté.
La impronta global debe estar incorporada transversalmente en toda la organización, así como en cada uno de los procesos y políticas internas. Eso debe ser consolidado con la creación de una cultura interna que lo articule y refleje plenamente, desde los más mínimos detalles hasta el propio nombre de la marca.
En caso de desembarcar en países con idiomas y culturas diferentes, es importante en primer lugar entender la idiosincrasia local, y contar con un equipo abierto, receptivo a los cambios, innovador y acostumbrado a trabajar de forma fluida entre diferentes áreas. Un equipo que represente esa filosofía corporativa, presentándola de la mejor manera ante los nuevos públicos puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso de un proyecto en el exterior. En este sentido, el rol del departamento de recursos humanos es esencial.
Abrirse al mundo y ponerse en contacto con otros países, culturas y mercados es enriquecedor desde cualquier aspecto, ya sea estratégico, productivo o humano. Afortunadamente la propia región tiene grandes exponentes y un enorme potencial de desarrollo para cualquier industria.
Al momento de salir al mundo, comenzar con ciudades o capitales próximos a nuestro país puede resultar más fácil, ya que el idioma y la cultura requiere menos adaptación. Sin embargo, también existen numerosos casos de éxito que comenzaron en países angloparlantes. Cualquiera sea la meta, todo proceso de expansión va a ser más fluido y exitoso con un mindset global desde los inicios..
El secreto es pensar en grande: arriesgar, invertir, creer, mostrar el proyecto, mirar el mercado, siempre atento a qué es lo que está faltando o puede mejorarse. Encontrar el nicho para desarrollar el proyecto es tan importante como la idea misma.