La generación de basura aumentó y cayó el reciclado en la ciudad de Buenos Aires durante la pandemia, por las restricciones al trabajo de las cooperativas de recicladores. De 2200 toneladas de materiales que se recuperaban por mes, hoy se recuperan menos de 800 toneladas mensuales, según un relevamiento de la Iniciativa por el Reciclaje Inclusivo
Por: Gabriela Ensinck
Mientras la ciudad de Buenos Aires habilita actividades como gastronomía y comercios de indumentaria, continúan las restricciones para el trabajo de las cooperativas de recicladores urbanos.
El incremento en el uso de plásticos de un solo uso (barbijos, guantes, films plásticos, vasos descartables) está creciendo durante la pandemia, pero al estar cerrados los «puntos verdes» y las cooperativas enfrentan restricciones para trabajar (sólo pueden hacerlo dos veces por semana, y retirando materiales de empresas y grandes generadores), hoy se está recuperando un 70% menos de materiales.
(ver nota: Cooperativas denuncian desmantelamiento del programa de reciclado)
Según un relevamiento de la Iniciativa por el Reciclaje Inclusivo en América latina (IRR) entre las 13 cooperativas de recicladores que trabajan en la ciudad, se pasó de recuperar unas 2.200 Toneladas por mes de materiales antes de marzo, a menos de 800 toneladas mensuales.
Además, según estimaron los recicladores, hay menos separación de residuos en origen dado que las «campanas verdes» que el gobierno porteño había colocado en algunos barrios no están funcionando, y los «centros verdes» donde se recibían materiales reciclables están cerrados en gran parte de la ciudad.
La actividad de los recicladores urbanos había sido declarada «no esencial» por las autoridades porteñas poco después del inicio de la pandemia, derivándose la gestión de residuos reciclables a empresas privadas que lo hacen en forma mecanizada. Fue la industria en envases la que, por falta de materiales para su proceso productivo, pidió al gobierno de la ciudad, que se reanude la actividad de las cooperativas, aunque esto se hizo parcialmente.
Las cooperativas sólo pueden funcionar dos veces por semana, mientras crece el número de recicladores informales que salen a las calles, producto de la crisis, a tratar de conseguir un sustento entre la basura, sin medidas de protección y -al no estar organizados- sin un lugar donde acopiar y a merced del precio que los acopiadores y «galponeros» quieran pagarles por los materiales que recuperan.
«La ciudad está hoy pagando unos $ 800 por tonelada de residuos enterrados en el CEAMSE, en lugar de recuperar $ 1.200 con la separación y venta a la industria de esos mismos materiales», ejemplificó Alicia Montoya, titular de la coopeativa El Alamo, durante un reciente webinar sobre gestión de residuos.