En la nota breve de hoy, los queremos invitar a reflexionar sobre la ansiedad. Según la Organización Mundial de la Salud la ansiedad puede ser definida como un “estado emocional displacentero que se acompaña de cambios somáticos y psíquicos, que puede presentarse como una reacción adaptativa, o como síntoma o síndrome que acompaña a diversos padecimientos médicos y psiquiátricos”. En pocas palabras, la ansiedad es una respuesta psicológica, una emoción, que desencadena reacciones en el cuerpo relacionados con un aumento de la actividad hormonal, especialmente el cortisol. Cuando la ansiedad es buena la confundimos con expectativa; pero cuando la ansiedad es mala la llamamos preocupación. Ambas tienen en común que nuestra mente no esta en el presente, sino en el futuro.
El contexto que estamos viviendo es sin duda “inhabitual”, genera mucha ansiedad relacionada con la incertidumbre de no saber cuando va a terminar ni cómo.
Toda esta ansiedad genera en nuestro organismo síntomas y desajustes. Comemos de más, comemos de menos, dormimos mal, tenemos emociones contradictorias, etc.
Nuestras empresas también son un organismo, sus órganos son las diferentes áreas que la componen y sus hormonas la cultura.
Un cambio que podemos llegar a ver es la cultura de nuestra empresa. ¿Están nuestros colaboradores bien? ¿Se están tomando las decisiones de manera habitual?
Así como nos ocupamos de que nuestro cuerpo mantenga su cotidianidad, tenemos que ocuparnos que nuestra empresa mantenga su organicidad.
Es importante que en estos momentos de incertidumbre nos llamemos a la reflexión y procuremos mantener la cultura y los procesos habituales en la organización y si es necesario adecuarlos al contexto.
Es verdad que esta situación nos impulsa a pivotear en nuestras bases y repensar desde el marketing, hasta las ventas y los productos y servicios que ofrecemos, repensarnos en términos de innovación no solo de productos y servicios sino también de procesos…. con agilidad y flexibilidad, que no son enemigos de los procesos y la planificación.
Mantener a la organización saludable emocionalmente hablando va a ayudar a que nuestros colaboradores estén más tranquilos, piensen con mejor claridad y sean más asertivos en su labor.
Es fundamental que la ansiedad no convierta a nuestra empresa en un almacén, que no perdamos los buenos hábitos y costumbres. Que las decisiones se tomen de manera rápida, si, pero no desprolija. No perdamos la identidad de marca ni la cultura organizacional.
La cultura organizacional tarda años en forjarse, pero puede perderse de manera rápida y abrupta.
Sabemos que hoy todo es urgente y que todo es para ayer, más aún en un contexto de incertidumbre como el actual. Pero si no nos gusta vivir así como personas, ¿porqué creemos que a nuestra organización le gustaría vivir así?
Que la ansiedad no enloquezca a las áreas de administración, logística, marketing y ventas. Tratemos de frenar un segundo, fijar el norte y avanzar con determinación, sin histeria. Recordemos que las brújulas marcan el norte, pero su aguja oscila un poco, no se queda estática. Hagamos lo mismo, oscilemos entorno al norte, pero no demos vueltas en círculos sin criterio ni razón.
Para ir concluyendo, intentar y esforzarse para ser “excelente”, es trazarse un plan y lograr los objetivos deseados. No olvide que la calidad no es un problema sino una respuesta.
La caída de la actividad de los próximos tiempos hará que nuestros competidores busquen nuestra participación de mercado…, esto deberá ocuparnos aun mas en reinventarnos y sostener la calidad en un marco de mejora continua.
Nunca deje de remar, sostenga la calidad organizacional…hará un importantísimo aporte a la cultura de su empresa o negocio, que sin duda quedara reflejada en su propuesta de valor.