Para conocer la realidad del sector de confección de indumentaria, especialmente la ropa de niños y bebés, conversamos con Andrea Zinic, empresaria y dirigente de CAYBIN
«En cuanto a ventas, no pudimos recuperar el nivel previo a la pandemia, por la caída de los salarios. El tamaño de mercado se redujo en un tercio en los útlimos dos años. Veníamos con una caída y en los últimos dos años se acentuó, aunque este año nos recuperamos un poco respecto a 2020», describió Zinic.
«Muchas empresas pudieron migrar sus negocios al mundo online, y eso ayudó», comentó la empresaria. Respecto de la producción destacó: «subieron los precios de las materias primas y eso impacta en la producción y los precios. Y también bajó el apoyo del Estado respecto del año pasado. Estamos trabajando con el ministerio de Producción para encontrarle la vuelta».
La importación de indumentaria bajó muchísimo y eso ayudó a que se venda más indumentaria nacional, destacó. En cuanto al empleo, señaló que «necesitamos acceso al crédito y rebajas impositivas, porque tenemos un 58% de informalidad en el sector».
«Estamos en un momento de transición complicado, tratando de subsistir y de que no se mueran más pymes», declaró.
En Caibyn hay 150 socios, la mayoría son emprendedores autogestivos: compran la tela, hacen las prendas y las venden. «Es un sector que invierte. Pero se necesitan créditos, certeza y hace falta mano de obra. Perdimos mucho el oficio. Los jóvenes quieren ir a la tecnología, hay que revalorizar los oficios. Aparte los que eran del exterior se volvieron a su país», detalló
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