Por: Gabriela Ensinck
desde Gummersbach, Alemania, beca Fundación Naumann
En los últimos años, la transición energética (die EnergieWende) permitió a Alemania reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 46% sin abandonar el crecimiento económico. Esto se debió principalmente al reemplazo de su matriz energética basada en carbón por gas natural.
Sin embargo, hace dos años que la «locomotora de Europa» está estancada y hoy enfrenta uno de los costos energéticos más altos del mundo.
Las industrias -especialmente las Pymes- están perdiendo competitividad y el país enfrenta un dilema. Por un lado, volver a quemar carbón resulta catastrófico en términos del Cambio Climático. Por otra parte, el abastecimiento de gas se complicó con la guerra entre Rusia y Ucrania.
La energía nuclear (limpia en términos de emisiones de gases de efecto invernadero) sería una buena alternativa para un país con gran actividad industrial, pero requiere grandes inversiones y tecnología y recursos humanos que el país perdió cuando decidió apagar sus centrales nucleares.
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