Según el INDEC, más del 15% de la población supera los 60 años, y la cifra continúa en aumento. Esto plantea una serie de desafíos importantes para el cuidado, asistencia y seguridad para las personas de este rango etario.
Columna de opinión por Diego Madeo, Director Ejecutivo de Garnet Technology
En Argentina, el envejecimiento poblacional es una realidad cada vez más evidente. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), más del 15% de la población supera los 60 años, y esta cifra continúa en aumento. Este crecimiento plantea desafíos importantes en términos de cuidado, asistencia y seguridad para los adultos mayores, quienes en muchos casos viven solos o enfrentan situaciones de vulnerabilidad.
Don José, de 79 años, vive solo desde hace algunos años, pero su independencia es una parte esencial de su vida diaria. Una mañana, mientras se duchaba, resbaló y cayó al suelo, quedando inmovilizado por el impacto. A pesar del susto, logró mantener la calma y presionó durante unos segundos el Botón de Vida que llevaba en su muñeca. De inmediato, el sistema envió una alerta con su ubicación exacta a su familia y al centro de monitoreo. En cuestión de minutos, su hija fue notificada, y una ambulancia llegó rápidamente a su domicilio. Gracias a los sistema electrónicos de seguridad, Don José recibió asistencia médica oportuna y pudo evitar complicaciones mayores, demostrando cómo la tecnología puede marcar la diferencia en una emergencia. Esta historia se repite diariamente con miles de personas que sufren caídas repentinas y no puede llegar a levantarse a tiempo.
La tercera edad es una etapa que merece especial atención, no solo desde el ámbito familiar, sino también desde la comunidad y el desarrollo tecnológico. La Organización Mundial de la Salud (OMS) destaca que la mayoría de las emergencias médicas en personas mayores ocurren en el hogar, siendo las caídas una de las principales causas de internación. Ante este escenario, resulta fundamental contar con herramientas que permitan una respuesta rápida y efectiva.
En Europa, el desarrollo de tecnologías para el cuidado de adultos mayores ha alcanzado un alto nivel de sofisticación. Países como Alemania, Reino Unido y España han implementado sistemas avanzados de teleasistencia y monitoreo remoto, impulsados por el aumento de la esperanza de vida y el crecimiento de la población mayor, que supera el 20% en muchos de estos países, según Eurostat. En contraste, América Latina aún enfrenta desafíos en la adopción de estas herramientas, con una infraestructura en desarrollo y una menor tasa de penetración tecnológica en este segmento etario. La adaptación de estas soluciones a las necesidades locales es fundamental para reducir esta brecha y garantizar una mejor calidad de vida para los mayores en la región.
Tecnología al Servicio de la Seguridad
La tecnología se ha convertido en una aliada clave para el cuidado de nuestros adultos mayores. Los dispositivos de asistencia y las aplicaciones móviles desarrolladas específicamente para este fin ofrecen funciones avanzadas que permiten a los usuarios solicitar ayuda de manera sencilla y eficiente. Algunas de estas soluciones incluyen botones de emergencia portátiles, que pueden activarse con solo una pulsación, o incluso desde una aplicación móvil, presionando durante unos segundos.
Además, estas herramientas permiten el envío automático de la ubicación en tiempo real a una red previamente configurada de familiares, amigos o a una estación de monitoreo especializada. De esta manera, la geolocalización se convierte en un recurso indispensable para garantizar una respuesta inmediata ante cualquier eventualidad.
Uno de los principales desafíos en el cuidado remoto de adultos mayores es garantizar el correcto funcionamiento de las herramientas de seguridad. Por eso, es esencial que estos dispositivos cuenten con sistemas de supervisión automática que verifiquen periódicamente su estado operativo. Algunas soluciones innovadoras realizan chequeos cada 12 horas, notificando cualquier anomalía o desconexión, lo que asegura que el sistema estará disponible en el momento en que más se necesite. Asimismo, la creación de comunidades de apoyo dentro de estas aplicaciones fortalece el cuidado colectivo, permitiendo que familiares, vecinos y cuidadores se mantengan informados y puedan actuar en conjunto en caso de una emergencia.
La eficacia de estas soluciones de asistencia depende en gran medida de los proveedores de servicios, como las empresas de monitoreo de alarmas que hoy ofrecen este tipo de servicios, como asi también, algunas compañías de emergencia. Estas empresas actúan como el nexo fundamental entre el usuario y la respuesta efectiva ante una situación crítica, ofreciendo soporte especializado, supervisión constante y una comunicación fluida que permite actuar rápidamente para proteger a los adultos mayores en situaciones de riesgo.
Asimismo, es fundamental reconocer el papel de los fabricantes nacionales en el desarrollo de estas tecnologías ya que su conocimiento del mercado local permite crear dispositivos adaptados a las necesidades específicas de la población, por ejemplo los Botones de Vida que funcionan directamente con aplicaciones gratuitas permitiéndole a todo el grupo familiar saber en tiempo real lo que esta sucediendo. La inclusión de inteligencia artificial (IA) en estos sistemas representa un avance significativo, al posibilitar la detección temprana de fallos, la predicción de riesgos y la optimización de las respuestas ante emergencias, garantizando una asistencia más rápida y eficiente.
Una Realidad que Nos Atraviesa a Todos
El cuidado de los adultos mayores no debe considerarse una responsabilidad exclusiva de las familias. Es una cuestión social que requiere del compromiso conjunto de la comunidad, las instituciones y el sector tecnológico. Contar con herramientas accesibles, fáciles de usar y eficaces es una necesidad imperante en un país donde el número de personas mayores crece de manera constante.
La prevención, el acompañamiento y el uso de tecnologías adaptadas a las necesidades de este sector etario son claves para garantizar una vejez segura, autónoma y digna. Porque cuidar a nuestros mayores no es solo una cuestión de responsabilidad, es un acto de amor y de reconocimiento hacia quienes construyeron las bases de nuestra sociedad.