CAF -banco de desarrollo de América Latina y el Caribe-, el Instituto Feira Preta y Plano CDE, presentan el primer estudio sobre afroemprendimiento en Latinoamérica, que revela importantes hallazgos sobre el perfil y los retos que enfrentan las personas afroemprendedoras en cinco países de la región: Argentina, Brasil, Colombia, Perú y Panamá. Con la participación de aproximadamente tres mil afroemprendedores, el estudio traza un mapa de las realidades de estos negocios, centrándose en cuestiones como identidad, autoestima, acceso al crédito, gestión y funcionamiento de las empresas, además de los impactos de la racialidad en el desarrollo de estos emprendimientos.
Las conclusiones ponen de relieve que, a pesar de la innovación, la inventiva y la resiliencia presentes en las empresas dirigidas por personas afroemprendedoras, las barreras financieras y las relaciones con el entorno bancario siguen siendo grandes retos para el crecimiento de estas iniciativas.
«Estos datos tienen varios aspectos importantes: el primero es que ayudan a comprender los retos y a identificar las oportunidades del empresariado afro en estos países, con impactos, por supuesto, en todo el bloque. A partir de estos resultados, los gobiernos pueden implementar acciones para avanzar y apoyar programas y proyectos dirigidos a estas poblaciones», afirma Eddy Bermúdez, Coordinador de Diversidad de CAF -banco de desarrollo de América Latina y el Caribe-.
Una de las principales conclusiones de la encuesta es el predominio de las mujeres en el ecosistema afroempresarial. En el grupo de personas afroemprendedoras latinas, ellas representan el 80% de las personas encuestadas, pero enfrentan retos sustanciales en términos de ingresos: el 48% de los negocios liderados por mujeres tienen ingresos de hasta un salario mínimo. A pesar de ello, muchos de estos negocios desempeñan un papel crucial en el sostenimiento económico de las familias, ya que el 59% de los emprendimientos generan el único o principal ingreso del hogar.
«Se trata de un ejercicio que también busca comprender cómo valorar los conocimientos tradicionales de estas poblaciones para generar ingresos y promover así la movilidad social y económica», explica Adriana Barbosa, directora ejecutiva del Instituto Feira Preta. «Los aportes de las afroemprendedoras en los resultados del estudio son absolutamente notables, lo que nos da una gran confianza para afirmar que el afroemprendimiento negro y latino también es femenino. En este sentido, todo lo que se proponga a partir de estos datos debe tener un fuerte enfoque o intencionalidad de género», añade.
Autoestima e identificación
Un punto interesante revelado por el estudio es que las personas afroemprendedoras tienen una gran confianza en la calidad de sus productos y servicios. Alrededor del 59% de las afroemprendedoras y los afroemprendedores argentinos encuestados expresan una alta confianza en su capacidad para producir productos o servicios de alta calidad, cifra que se mantiene igual cuando se trata de su confianza para vender esos productos o servicios.
«La confianza de las personas afroemprendedoras en sus creaciones, ya sean productos o servicios, y también en cómo estructuran sus negocios es esencial, porque además de reforzar una identidad cultural, establecen definitivamente un mercado específico de consumo, desafiando a menudo estereotipos y prejuicios que pueden afectar negativamente la percepción que el mercado tiene de las empresas lideradas por personas afrodescendientes», comenta la directora de Feira Preta.
La investigación arrojó que hay una mayor inseguridad en cuanto a la capacidad de crear y reforzar redes de socios. Solo el 35% de las personas encuestadas se siente muy confiada en su capacidad de crear asociaciones para dirigir su negocio. A la hora de asumir riesgos, el 46% se siente muy confiada.
En cuanto al compromiso con las cuestiones raciales, el 89% de las personas entrevistadas cree que las empresas deberían involucrarse. Además, consideran que su negocio es un emprendimiento antirracista.
«La creencia de que las empresas deben involucrarse en temas raciales sugiere que el emprendimiento afro quiere, obviamente, obtener beneficios, pero no se limita a eso, ya que también pretende desempeñar un papel activo en la transformación social. El enfoque antirracista demuestra que estas empresas son conscientes de las desigualdades estructurales y tratan de combatirlas alineando sus valores con la práctica empresarial», subraya Eddy Bermúdez.
Según el estudio, las empresas son consideradas antirracistas no solo por sus intenciones declaradas, sino también por sus prácticas: están dirigidas por personas afro y atienden principalmente a clientes no blancos. Esto indica que, además de crear oportunidades de inclusión económica, estas iniciativas contribuyen a la creación de espacios de consumo y pertenencia, reforzando identidades y comunidades que históricamente han sido marginadas.
Esta identidad afroemprendedora también se refleja en el firme compromiso de mejorar las condiciones de vida de la comunidad afro, ya sea mediante productos y servicios que satisfagan necesidades específicas o la valorización de prácticas culturales.
Afroemprendimiento en Argentina
Con el avance de los debates en torno a las cuestiones raciales y de inmigración, se han ampliado las discusiones sobre la exclusión y sobre una identidad nacional formada a partir de referencias limitadas a las poblaciones no negras. Por eso, el principal desafío dentro de este mercado es reconocerles y apoyarles. El 62% creen que los negocios deben preocuparse por las cuestiones raciales, ya que la mayoría de las personas emprendedoras consideran que sus negocios están relacionados con estos temas.
El 56% de las personas afroargentinas se concentra en la región metropolitana y en la provincia de Buenos Aires. A pesar de las dificultades, presentan algunos indicadores básicos mejores que los de la población en general.
En Argentina (y Brasil) el 47% de las personas emprendedoras cuentan con nivel secundario de estudios – 26% de educación técnica y 21% universitaria. Sienten una gran confianza en su habilidad y capacidad para producir y vender productos o servicios de alta calidad (59%); y un 46% se sienten confiadas y con valentía para asumir riesgos o enfrentar desafíos.
Con respecto a la autoidentificación profesional, las personas afroemprendedoras argentinas (y panameñas) son las que más se identifican con un rol de “Emprendedores”, mientras que en los otros países se definen como personas trabajadoras autónomas o independientes. El 37% de las personas afroemprendedoras argentinas tienen entre 30 y 39 años, siendo la mayoría empresas unipersonales (el 58% trabajan solas, 19% cuentan con socios, el 20% poseen contratados de manera formal y el 15% cuentan con ayuda informal).
A su vez, en Argentina la asociación entre negocios e identidad racial es menos común que en el resto de los países. El 47% se identifica como no blanco (negro o indígena), el 23% comenta que sus clientes son mayoritariamente no blancos y el 8% prioriza a proveedores no blancos. El 36% sufrió discriminación racial por parte de sus clientes.
Los ingresos de los negocios son aún más centrales para las mujeres emprendedoras. Los negocios liderados por mujeres tienden a ser más importantes como la principal fuente de ingresos del hogar. La preocupación por tener un impacto positivo en sus negocios, prefiriendo garantizar el salario de los demás colaboradores antes que el propio, es más común en los negocios liderados por mujeres. El 48% de los emprendimientos liderados por mujeres facturan hasta 1 salario mínimo, mientras que solo el 36% de los emprendimientos son liderados por hombres.
Las principales actividades que se destacan son: comercios minoristas de ropa y accesorios, restaurantes, alimentos, servicios de tecnología, consultoría, transporte, belleza y peluquería. Los principales desafíos que encuentran las personas afroemprendedoras en sus negocios son: el 58% busca ampliar el número de clientes, el 47% busca una estabilidad en sus ingresos, mientras que el 27% anhela ingresar a nuevos mercados y vender a grandes empresas, y el 18% obtener crédito para ampliar el negocio (7 de cada 10 personas emprendedoras ya han solicitado algún tipo de préstamo para utilizar en el negocio).
Un dato relevante a destacar es que Argentina posee la menor tasa de formalización de negocios (solo el 45% está formalizado) en comparación con los demás países, y esto se debe a los costos asociados del proceso de formalización, así como a las dificultades que encuentran para sortear las burocracias estatales.
Retos financieros y el entorno bancario
La encuesta pone de relieve el acceso al sistema financiero, uno de los mayores retos que enfrentan las personas afroemprendedoras. Aunque la mayoría de las personas encuestadas están bancarizadas, el 64% de las personas emprendedoras utilizan la misma cuenta para fines personales y empresariales. El acceso al crédito es el principal cuello de botella. Tres factores principales contribuyen a esta dificultad: la excesiva burocracia, el elevado costo de los préstamos y, sobre todo, la discriminación racial.
Para hacernos una idea, el estudio revela que al 44% de las personas afroemprendedoras de Brasil le fueron denegadas sus solicitudes de crédito, mientras que entre las personas pardas esta tasa es del 35% y entre blancas del 29%. Esta situación lleva a muchas personas afroemprendedoras a recurrir a fuentes informales de crédito, como amigos, familiares o incluso microcréditos productivos, lo que refuerza la exclusión financiera estructural a la que se enfrenta esta población.
Las personas afroemprendedoras brasileñas, en particular, prefieren ampliar los límites de sus tarjetas de crédito para financiar sus negocios, mientras que las argentinas buscan préstamos de agentes no bancarios. A su vez, las de Colombia, Perú y Panamá recurren más a préstamos familiares o microcréditos.