En 2023, más de 750 millones de mujeres en el mundo se encontraban excluidas del sistema financiero formal, según Women´s World Banking. En este contexto, Argentina ocupa el puesto 36 de 146 países en el Índice Global de Brecha de Género del Foro Económico Mundial (2023). De las cuatro áreas que mide este índice —nivel educativo, salud y supervivencia; participación y oportunidades económicas; y empoderamiento político— el país obtuvo buenos resultados en las dos primeras. Sin embargo, existe una importante brecha de género en la participación y las oportunidades económicas para las mujeres.
De acuerdo con el informe Incorporación de la inversión con lentes de género en el sector financiero de Argentina (Octubre, 2024), un trabajo conjunto entre Columbia School of International and Public Affair (SIPA) y el Gender Knowledge Lab de Pro Mujer, los desafíos que enfrentan las mujeres son multifacéticos y van desde la participación limitada en la fuerza laboral, la falta de representación en puestos directivos y el acceso limitado a recursos financieros.
La inclusión de las mujeres en el sistema financiero no solo es una cuestión de justicia social, sino también una oportunidad económica para el país. Según estimaciones de BID Invest, si las mujeres participaran plenamente en el empleo formal, el PIB de América Latina podría crecer en 26 mil millones de dólares.
Desafíos para lograr la equidad
El informe de Pro Mujer detalla que las mujeres en Argentina tienen una participación laboral del 50.8%, considerablemente inferior al 70% de los hombres. Esta disparidad se agrava con la brecha salarial: los ingresos de las argentinas son significativamente menores que los de los hombres; específicamente, ellas ganan sólo el 55% de lo que perciben sus pares masculinos por trabajos equivalentes.
Otro dato importante es que en 2023, sólo 7,5% de los puestos en juntas directivas en el país estaban ocupados por mujeres, frente al promedio de América Latina del 15,1 % y el promedio global del 35,3 %.
En cuanto al acceso a capital, las mujeres han estado excluidas de los sistemas financieros tradicionales por dos razones principales: barreras físicas, como el acceso restringido a sucursales bancarias, la digitalización de procesos; y barreras de comunicación o servicio, como dificultad para cumplir con los requisitos de apertura de cuentas, la persistencia de sesgos de género, asociados a la percepción de que ofrecer servicios financieros a nichos específicos de mujeres conlleva un alto riesgo.
Un paso hacia la inclusión
Como resultado de la investigación realizada por Columbia SIPA y Pro Mujer, se presentó el Protocolo de Finanzas Sostenibles de Argentina– un acuerdo pionero en la región- que establece pautas para que las instituciones financieras implementen mejores prácticas sociales, ambientales y de gobernanza. El protocolo, al que ya se sumaron 36 entidades financieras, que representan el 93.6% de la cuota de mercado de préstamos del país, no solo impulsa la sostenibilidad, sino que también incorpora e impulsa iniciativas específicas con perspectiva de género dentro del sector financiero.
Al respecto, Tomás González Bergez, gerente de Género del Gender Knowledge Lab de Pro Mujer aseguró que “la aplicación del Protocolo es clave para fomentar la integración de prácticas responsables en el sistema financiero”. Esto se debe a que el acuerdo impulsa la adopción de estándares ambientales, sociales y de gobernanza, promoviendo así un sector financiero más resiliente y alineado con la transición hacia una economía verde.
Este instrumento busca fomentar buenas prácticas en el sistema financiero, entre las cuales destacan: programas de capacitación y educación sobre sesgos inconscientes de género y masculinidades, impulsar la creación de productos financieros personalizados para mujeres emprendedoras (como préstamos con tasas preferenciales), y promoción de políticas de apoyo familiar como licencias parentales y servicios de cuidado infantil. También subraya la importancia de crear productos financieros holísticos, que respondan a las necesidades de mujeres en situación de vulnerabilidad.