Evitar el descanso laboral tras largos meses de rutina puede impactar de forma negativa en la salud mental y física, como también en la vida social.
El comienzo del nuevo año trae para muchos la carga del estrés de fin de año, agotamiento intenso y la preocupación por la inestabilidad económica, haciendo más profunda la necesidad de desconexión; para otros, es difícil despejarse debido a su tendencia al sobre compromiso con el trabajo. Tal es así que hay quienes no ven a las vacaciones como síntoma de descanso y relajación. Sin embargo, no tomar vacaciones puede traer consecuencias graves a nivel físico y mental, pero también puede tener un impacto en el ámbito social del trabajador.
Adecco Argentina, filial de la empresa líder en consultoría integral en Recursos Humanos, comparte cuáles son los riesgos de no tomarse vacaciones y explica por qué son importantes tanto para los empleados como para las empresas donde desarrollan sus tareas.
¿Cuáles son los peligros de ignorar los descansos laborales?
Adecco Argentina advierte cómo diferentes áreas de la vida se ven afectadas por no desconectarse del entorno laboral:
Salud mental: cuando el cerebro se acostumbra a la rutina, la motivación personal y laboral disminuyen considerablemente. Por eso, tomarse vacaciones es necesario para desconectar y generar conexiones con nuevas sensaciones, lugares y personas. Así, al regresar, se contará con mayor motivación y con una actitud positiva hacia la actividad laboral luego de haber desconectado de la rutina.
Salud física: con la necesidad de desconexión, aumenta el nivel de estrés. Cuando esto sucede, el cuerpo identifica que algo anda mal y las probabilidades de enfermarse son mayores. Es así que, cuando hay una gran exposición al estrés y se acumulan largos periodos de trabajo sin receso, no contamos con las mismas defensas.
Vida social: no tomar vacaciones potencia la ansiedad y el malestar de las personas, por lo que los compañeros de equipo podrán notar que no está dispuesto al cien por ciento, alterando de esta forma el entorno laboral y la productividad individual y grupal. Por supuesto, esto se traslada a otras esferas sociales, donde las personas pueden continuar manifestando frustración, irritabilidad y desmotivación.
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