Por: Lic. Analía Quinteiros y Mg. Miguel Cordiano, docentes de la Licenciatura en Comercio Internacional, UADE
Cada vez que alguien ingrese o egrese una mercadería a nuestro territorio, la Aduana tendrá intervención en dicha operación y es allí donde el despachante de aduanas actúa como gestor ante el organismo oficial mencionado, le agrega valor a las transacciones internacionales, y se convierte así, en un eslabón clave entre los importadores o exportadores y la Aduana.
Entre otros requerimientos, la Aduana solicitará para importar o exportar que se describa la mercadería objeto de la transacción internacional, y determine el destino de estas. Asimismo, para el caso de la identificación inequívoca de las mercaderías, se vale de la clasificación arancelaria que es un código numérico homogéneo entre los distintos países. El despachante de aduanas es la figura que demuestra idoneidad para la correcta clasificación de los bienes. En cuanto a la determinación del destino de las mercaderías, el profesional mencionado vuelve a ser el experto que, por un lado, puede asesorar al exportador o importador en las distintas alternativas de destinación, y por el otro, el interlocutor idóneo habilitado por la entidad pública.
De acuerdo con el Código Aduanero (Ley 22415), el despachante de aduana es un agente auxiliar del comercio y del Servicio Aduanero. Cumple el doble rol de asesorar al importador o exportador para que sus trámites frente a la DGA (Dirección General de Aduanas), sean técnicamente correctos y exitosos para todas las partes involucradas, pero siempre cuidando los intereses aduaneros y fiscales. Además, se añadió la función de ser un sujeto obligado de la Ley de lavado de dinero. Esto implica que, frente a la Unidad de Información Financiera (UIF), por citar solamente un ejemplo, se deben informar operaciones que despierten sospechas con el objetivo de prevenir el lavado de activos y el terrorismo.
Sin agotar las responsabilidades del despachante, podemos indicar que, actúa, junto a sus apoderados y dependientes, antes de la operación puntual (asesorando, cumplimentando trámites previos, y planificando); durante la salida o ingreso a nuestro territorio aduanero de mercaderías (realizando la declaración aduanera de la mercadería mediante el Sistema Informático Malvina y presentando físicamente la documentación completa en la DGA designada); y posteriormente (con seguimientos de garantías o tramites que poseen plazos a cumplir frente a DGA, como las operaciones temporales o regímenes especiales, por citar algunos casos).
Por último, si bien es innegable la tendencia creciente y acelerada a la digitalización, los trámites a distancia, y la “simplificación” de regímenes, resulta innegable que las gestiones aduaneras (licencias previas, trámites ante terceros organismos, o asesoramientos técnicos), no por ser o volverse virtuales, requieren menos conocimientos legales y operativos para que resulten efectivos. Hoy en día, hay un fácil acceso a la información, pero la capacidad de comprender y condensar todo lo necesario, y aplicarlo de la mejor manera a determinado tipo de operación, requiere la inevitable y oportuna participación de un profesional actualizado. Será tarea de aquí en adelante, ser parte del debate sobre las nuevas herramientas y actores que van cobrando fuerza en el escenario global, en las prácticas del comercio electrónico y del comercio internacional tradicional; y las funciones para las cuales el despachante de aduana resulta ser el agente preparado y autorizado a gestionar de forma eficaz.