Tamara Rubilar es investigadora en el Centro para el Estudio de Sistemas Marinos del Conicet y Lucía Barja es ingeniera Química y en Alimentos. Ambas son fundadoras de la startup biotecnológica Promarine, enfocada en el desarrollo de suplementos dietarios en base a una especie de erizo presente en nuestro mar patagónico.
Este desarrollo fue posible mediante un acuerdo de vinculación tecnológica con el Conicet y consiste en un suplemento dietario líquido con vitamina B,a partir de huevas de erizo de mar y alga Chlorella. Entre sus beneficios, potencia el sistema inmunológico, ayuda a la recuperación muscular, mejora la hipertensión leve y reduce los signos visibles del envejecimiento de la piel.
«Ingerir suplementos dietarios de origen marino ayuda a contrarrestar parte de los efectos dañinos que genera el ingerir regularmente una alta cantidad de alimentos ultraprocesados» señala Tamara Rubilar. Su socia Lucía Barja aclara que la compañía cumple con estándares de ética animal, y la materia prima se extrae de manera adecuada y ética, para no generar situaciones de estrés ni sufrimiento a los erizos.