Por Rita Bolivar – Responsable de Impacto en Pura*, empresa B de Triple Impacto que desarrolla productos con tecnología e innovación para el tratamiento de agua.
La pandemia causada por el COVID-19 ha repercutido en en nuestros hábitos, la forma en la que nos movilizamos, estudiamos, trabajamos, nos relacionamos con otrxs y expuso y catalizó desigualdades y vulnerabilidades de todo tipo.
En relación con el Ambiente, las emisiones de gases de efecto invernadero disminuyeron a inicios de la pandemia. No obstante, dicho impacto fue solo temporal y relacionado a las restricciones para evitar la propagación del COVID-19. Por lo que en un mundo postpandemia surge la necesidad de reflexionar acerca de la relación que hoy tenemos los humanos con el planeta tierra y sus ecosistemas; apuntando hacia economías más inclusivas y sostenibles.
Autores como Arne Næss analizan esta relación, pudiendo observar que el -Yo egoico humano- ha estado históricamente por encima de la naturaleza, ocasionando un estado de sobrecarga y desbalance en los ciclos medioambientales que sostienen la vida sobre el planeta tierra.
Un mundo postpandemia, nos demanda ser más empáticos y conscientes para permitirnos conectar con nuestro -yo ecológico-, que nos acerca a un comportamiento ambientalmente responsable que preserve la integridad, estabilidad y belleza de la comunidad biótica como una forma de interés propio dado el entendimiento de que somos parte de ese mismo ecosistema. Por lo que cualquier impacto ambiental positivo debe iniciar por un cambio en nuestros hábitos de producción y consumo; trascendiendo a modelos de negocios con una visión de triple impacto.
Las transformaciones sistémicas con visión a largo plazo apuntan a evitar los sobregiros de la tierra y modificar la trayectoria de los niveles de CO2 en la atmósfera. En esta nueva normalidad, es necesario trabajar en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, dado a lo claves que resultan ser para la sostenibilidad del mundo.
En este sentido y para acelerar el desarrollo sostenible, debemos operar como seres humanos, colectivos, empresas y gobiernos de forma consciente, comprendiendo como parte del todo a la mejora continua para contribuir a una economía circular capaz de generar puestos de trabajo basados en perspectivas económicas, medioambientales y sociales.