Para conocer la situación de una de las economías regionales más tradicionales de Argentina, como es el cultivo de Peras y Manzanas en el Alto Valle, en Agenda Pyme consultamos a Agustín Argibay Molina, de la Cámara de Fruticultores Integrados.
«Al tratarse de una actividad esencial, no paramos nunca de trabajar, aunque la pandemia impuso dificultades», destacó Argibay, en entrevista con Nino Fernández. «Trabajamos con mucha gente, damos trabajo a casi 50 mil personas, la enfermedad ha pegado, pero hemos podido producir y comercializar», señaló.
En cuanto a las ventas al mercado interno, señaló que «tenemos ventas con precios normales, con un poco más de demanda porque la gente quiere consumir productos saludables». El mercado internacional «es muy competitivo, debemos incorporar nueva tecnología para competir».
La inversión en tecnología incluye: selección de semillas, riego por aspersión, mallas antigranizo, máquinas clasificadoras y mejoras en frigoríficos para conservación de la fruta y robots para palletizados, describió.
«Estamos exportando un poco menos por el volumen de la cosecha. Los precios dependen mucho de la calidad. El precio que recibe el productor se multiplica 29 veces hasta que llega a la góndola porque hay 29 procesos industriales para cumplir con el código alimentario local e internacional», señaló
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