Con el objetivo de reducir sus costos de producción y de disminuir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero, la compañía Explora ya está exportando aceite desacidificado.
En busca de la reducción de costos de producción y de disminuir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (G.E.I.), la empresa Explora desarrolló en los últimos años un proyecto para convertir grasas de efluentes cloacales en biocombustibles, con una inversión superior a los cinco millones de dólares.
El proceso consta de tres etapas de las cuales dos fueron ejecutadas en su totalidad y ya empezó a exportar aceite desacidificado a Europa y Brasil, en donde es utilizado como biocombustible de segunda generación.
“Desde nuestra compañía desarrollamos la tecnología para aprovechar energéticamente la materia grasa de elevada acidez recuperable de los barros cloacales”, comentó Axel Boerr, vicepresidente de Explora.
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Y agregó: “Es algo totalmente nuevo y disruptivo, que requiere un compromiso mixto, público y privado, para completar los procesos que lleven al aprovechamiento de los efluentes cloacales para producir biocombustibles avanzados y disminuir los costos de los tratamientos de los desechos”.
Explora se vinculó inicialmente con AySA para conseguir la materia prima necesaria y realizó la primera inversión al montar un laboratorio que logró convertir grasa recuperada de efluentes cloacales en biodiesel de máxima calidad, según detalló economiasustentable.com.
El procedimiento denominado Raupe (Renewable Advanced Unique Premium Energy), tuvo el apoyo del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación y se articuló junto a la Universidad Nacional de General Sarmiento para trabajar de manera conjunta una de las tres etapas del proyecto.
La compañía invirtió 5 millones de dólares en una planta industrial de desacidificación que, mientras tanto, ya produjo 12.000 toneladas de aceite residual desacidificado que fueron exportadas desde el Complejo Industrial ubicado en Puerto General San Martín, en Santa Fe, principalmente a Gran Bretaña, Holanda, España, Bulgaria y Brasil, en donde ese material se utiliza como biocombustible avanzado, como insumo para aplicaciones de especialidad química y como materia prima para producción de biodiesel de segunda generación.