En Argentina el consumo representa casi el 75% del PBI, por lo que monitorearlo es clave para seguir el desarrollo de la economía. Para esto consultamos a Maximiliano Doff, líder de Analytics de Nielsen Argentina:

«Hubo un cambio muy grande desde las primeras semanas de pandemia, en marzo y en abril, cuando los consumidores se volcaron a grandes superficies  y mayoristas para estockearse. Eso generó un aumento del 20% de las ventas, sobre todo en productos de limpieza y cuidado».

Luego hubo un giro hacia un consumo más básico, sobre todo en supermercados. Los más perjudicados fueron los almacenes y kioscos, que requieren de circulación de gente».

Alimentos básicos, comida para preparar y productos de limpieza crecieron en esta segunda instancia.

En una tercera instancia, desde agosto, el consumo en supermercados empezó a caer, a medida que hay una mayor circulación.

«Medimos el consumo en supermercados, almacenes, autoservicios y farmacias», aclaró Doff.

«El consumo va cambiando. Mientras había restricciones para las peluquerías, creció el consumo de tinturas», ejemplificó.

«La capacidad de consumo es clave. Venimos de dos años de caída» apuntó Doff. «También la confianza en el futuro incide».

«Una devaluación va a impactar en los precios, reducir el consumo y aumentar la pobreza», advirtió. «Los consumidores de menores recursos serán los más impactados».

Otro cambio de hábitos importante a partir de la pandemia fue el crecimiento del e-commerce y la entrada de nuevos rubros y jugadores, destacó el especialista.

 

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