Desde esta semana, y por disposición del cronograma de aperturas los comercios minoristas de cercanía en avenidas porteñas no esenciales podían retomar la actividad, pero quedaban excluidos aquellos cercanos a los centros de trasbordo de Liniers, Retiro, Constitución, Once y avenida Avellaneda, por la elevada circulación de personas.
De acuerdo al cronograma dispuesta por el Gobierno porteño para la reactivación paulatina de la actividad comercial estaba programado que esta semana podían abrir solo los comercios minoristas de cercanía en avenidas porteñas no esenciales, quedando excluidos los cercanos a los centros de trasbordo de Liniers, Retiro, Constitución, Once y avenida Avellaneda, por la elevada circulación de personas.
Sin embargo, los comercios ubicados en avenidas de la zona de Once abrieron hoy para atender al público de manera presencial, pese a no contar con la habilitación para hacerlo en medio de la cuarentena por la pandemia y después de permanecer durante cuatro meses cerrados por el aislamiento social.
Algunos mantuvieron las persianas abiertas por la mitad para atender al público de manera presencial aunque sólo cuentan con la posibilidad de llevar a cabo su actividad mediante “delivery”. Ante este panorama, un grupo de inspectores se dirigió a la zona y luego los comercios no autorizados decidieron cerrar sus puertas por temor a recibir multas.
La presidenta de la Cámara de Comerciantes Mayoristas e Industriales (Cadmira) Carolina Magariños aseguró que van a seguir abriendo sus locales ya que “no se puede aguantar más” la cuarentena.
“Una pyme no puede estar tanto tiempo cerrada. Y lo que terminó de molestar a los comerciantes es que las calles de la zona se han llenado de venta ilegal. Toda la zona de Once que está con los locales cerrados, está llena de manteros, que están comercializando libremente. Entonces, que los inspectores vengan y clausuren los locales, pero dejen que opere tranquilamente la venta ilegal callejera, es algo que indigna”, sostuvo en declaraciones radiales.
En ese sentido, insistió: “Las veredas de Once están siendo tomadas por la venta ilegal. La paciencia se termina”. De igual modo, aclaró que “hay diálogo permanente con el Gobierno porteño para poder seguir trabajando. Las pymes necesitamos mantenernos en pie”.