Durante la presentación del segundo informe del Observatorio de Industriales Pymes Argentinos (IPA), Daniel Rosato, titular de la entidad, destacó la importancia de asistir a pymes y emprendedores para poder sostener el empleo. En este sentido, valoró las acciones puestas en marcha desde el gobierno, pero advirtió la necesidad de más y mayores herramientas de ayuda al sector.
La situación del país ante la llegada de la pandemia y la obligada cuarentena generó “incertidumbre” en las pymes, que se encuentran en su mayoría paralizadas y “con costos fijos imposibles de afrontar”, señaló Rosato, y detalló: “Pago de sueldos, cargas sociales, alquileres, cheques emitidos, facturas por compras efectuadas y todavía no canceladas, y muchas otras obligaciones normales y habituales. Todo esto sin ningún tipo de ingresos por falta de ventas, falta de cobros y por los cheques rechazados”.
La inhabilitación de cuentas por el rechazo de cheques ante la reapertura del clearing bancario tuvo un efecto positivo de corto plazo, pero en el mediano lapso puso en jaque el sistema de pagos diferidos y lo inhabilitó como herramienta como medio de pago, lo que obligó al uso del efectivo o transferencias.
“La medida de baja de encajes a los sectores financieros que otorguen créditos a tasas del 24% no luce muy alentadora, en tanto que, previo a la pandemia, los bancos oficiales estaban ofreciendo créditos al 25%. Créditos que, por otra parte, los bancos se niegan a otorgar ya que la incobrabilidad del sistema, de no tomarse otras medidas mucho más enérgicas, se torna inexorable”, destacó el informe del Observatorio IPA.
El informe repasó situaciones económicas que afectan el caso particular de la Argentina, como la costosa y casi nula financiación a la producción, la inflación, las posiciones dominantes del mercado, y la elevada tasa de interés para los créditos al consumo.
En el caso de los créditos, el Observatorio IPA distinguió entre dos grandes grupos de la sociedad: “Aquellos que no tienen capacidad de repago, como el sector informal, los monotributistas de las categorías más bajas, los trabajadores domésticos, los jubilados, beneficiarios de la AUH, etc., a los cuales hay que asistir con sumas no reembolsables; y por otro lado los sectores con capacidad de repago, como las empresas, asalariados, monotributistas de categorías más altas, independientes formalizados, etc. a los cuales hay que asistir a través de préstamos a tasa cero”.
También se planteó la importancia de promover la baja de tasas en la financiación de tarjetas de créditos, que se mantienen en el 62% efectiva anual, y el aumento de disponibles, que no se ampliaron a pesar de la inflación, porque de manera contraria “va a agotar rápidamente la capacidad de consumo de la población en general”.